enfermera inyectando vacuna a paciente masculino adulto.

Descubre la verdad sobre las vacunas

Las vacunas existen desde hace muchos años y son uno de los mayores avances médicos de la historia, protegiéndonos de enfermedades que en el pasado mataron a millones de personas.

Durante la historia, han contribuido a disminuir de forma significativa las enfermedades infecciosas.

«La vacunación previene actualmente entre 2 y 3 millones de muertes al año; Se podrían evitar 1,5 millones de muertes más si mejorara la cobertura mundial de vacunación.«

(1) Ryan J, Malinga T. Interventions for vaccine hesitancy. Curr Opin Immunol. 2021 Aug;71:89-91. doi: 10.1016/j.coi.2021.05.003. Epub 2021 Jul 13. PMID: 34271335.

Uno de los mejores logros conseguidos con las vacunas es la erradicación de la viruela en el año 1980. Y ello es una prueba de los beneficios de la vacunación a nivel mundial. La viruela es una enfermedad vírica extremadamente contagiosa que deja cicatrices permanentes y puede ser mortal. Se calcula que solo en el siglo XX había matado a 300 millones de personas (2, 3).

Sin embargo, desde hace años, y recientemente con la pandemia de COVID-19 por el SARS-CoV-2, ha habido desinformación y falta de confianza en las vacunas, que podría tener un impacto en la salud mundial.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) identificó reticencia a la vacunación y en 2019 la reconoció como “una de las diez principales amenazas para la salud mundial” (1).

Es por eso, que Akiko Iwasaki refiere en un artículo publicado en la revista Cell (2), que ahora es especialmente importante que se divulgue la verdad sobre las vacunas y se ponga a disponibilidad de todos, información científica sobre la seguridad, eficacia y beneficios de la vacunación. Según Ryan J., et al., la actual reticencia a las vacunas ha causado la reaparición de enfermedades como la poliomielitis y el sarampión en zonas dónde estaban cerca de ser erradicadas (1).

Pero ¿sabemos realmente qué son las vacunas? ¿Cómo actúan y qué tipos hay? No dejes que la desinformación te apodere. Sigue leyendo y descubre toda la verdad sobre las vacunas.

Ver también:

Qué son las vacunas

Según el Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la Asociación Española de Pediatría (AEP):

«Las vacunas, como protección activa, son productos biológicos que contienen uno o varios antígenos que se administran con el objetivo de producir un estímulo inmunitario que pretende simular la infección natural, generando una respuesta inmunitaria específica y de larga duración, con el fin de proteger a la persona vacunada en ulteriores exposiciones al microorganismo

(4) CAV. Generalidades de las inmunizaciones. Actualizado en febrero de 2023. https://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-1

Las vacunas se utilizan para prevenir o controlar enfermedades infecciosas. Aquí la palabra «PREVENIR» es muy importante. Hay que remarcar que las vacunas no curan una enfermedad. No son lo mismo que la inmunidad natural o una cura. Por otro lado, las vacunas no producen resistencia, cómo sí puede suceder con los antibióticos.

La inmunidad natural se adquiere al estar expuesto a un organismo o sus toxinas, mientras que la vacunación brinda protección contra enfermedades específicas solo mediante inoculaciones específicas.

Cómo actúa el cuerpo ante una infección

Ahora que ya tenemos la definición de vacuna, vamos por partes para entender cómo actúa el cuerpo ante una infección.

Una infección es una enfermedad causada por agentes patógenos. Por tanto, los patógenos son definidos como aquellos organismos que producen una enfermedad. Cuando hablamos de patógenos nos podemos referir a (5):

  • Bacterias
  • Virus
  • Parásitos
  • Hongos

En el momento en que un patógeno se pone en contacto con nuestro cuerpo, éste reacciona para reducirlo o eliminarlo. Para ello, utiliza el sistema inmune, al que llamamos nuestras defensas.

Dentro de este sistema inmunitario tenemos unos soldados, llamados anticuerpos. Éstos se despliegan cuándo hay el contacto con una parte del patógeno llamado antígeno. Cada patógeno tiene unos antígenos característicos y ello conlleva a que los anticuerpos que se crean también sean específicos de los antígenos.

Por tanto, sabiendo esto, conocemos que nuestro cuerpo reacciona a los patógenos creando anticuerpos, los cuáles forman una parte importante del sistema inmunitario.

Lo bueno del cuerpo es que tiene memoria, y si reconoce un antígeno que ya había estado expuesto anteriormente, atacará más rápidamente y de forma más eficaz.

Sin embargo, cuándo entra en contacto un patógeno, y en consecuencia un antígeno, por primera vez, nuestro cuerpo tardará más tiempo a desarrollar anticuerpos específicos para ese antígeno. Cuando esto ocurre, el individuo se vuelve más susceptible a la enfermedad.

Una vez se han desarrollado estos anticuerpos específicos, éstos actúan con el resto del sistema inmune para frenar la enfermedad.

¿Cómo actúan las vacunas?

Ahora ya conocemos cómo reacciona nuestro cuerpo al entrar en contacto con un patógeno. Pero ¿cómo lo hacen las vacunas? Al vacunarte entras en contacto con pequeñas cantidades del agente causante de la enfermedad, lo que crea una respuesta inmunitaria en el cuerpo que ayuda a protegerte contra futuras infecciones (5, 6).

Las vacunas contienen componentes de un organismo concreto, antígeno, para que cuándo el cuerpo lo detecte simule que es el antígeno de la enfermedad y así desarrolle los anticuerpos específicos. Pero estos antígenos son inoculados de forma específica para asegurar la seguridad y eficacia. Esto se produce con una alteración de los antígenos para conseguir «engañar» al cuerpo. Estos antígenos han sido atenuados o desactivados para provocar una respuesta inmunitaria en el organismo.

Además, hay varios tipos de vacunas cómo veremos más adelante, en las que en los últimos años destacan las que llevan unas indicaciones para desarrollar los anticuerpos, en lugar de contener el antígeno en sí.

Sea cual sea el tipo y composición de la vacuna, al vacunarnos no se desarrollará la enfermedad en sí. Algo muy importante para tener en cuenta y destacar. Lo que hacen las vacunas es más inteligente. Lo que sucede es que se produce el despliegue del sistema inmunitario actuando cómo lo haría nuestro cuerpo la primera vez que se hubiera puesto en contacto con la enfermedad, cómo habría respondido inicialmente a la infección real.

Es por esta razón, que cada persona puede tener una respuesta inmunológica diferente a la vacuna, ya que cada cuerpo es diferente y reacciona de una forma distinta al exponerse por primera vez a la enfermedad real. Además, hay otros factores como la edad, anticuerpos preexistentes, genética, dieta, etc., que también pueden afectar a esta respuesta (4).

Aunque hemos comentado que cuando el cuerpo genera estos anticuerpos tiene células de memoria que permiten acordarse del patógeno concreto, a veces es necesario recordárselo. Es por ello, que según sea el tipo de enfermedad a prevenir o la forma en la que se ha desarrollado la vacuna, puede ser necesario aplicar dosis de refuerzo para ir recordando al cuerpo de qué patógeno se trata, y así poder neutralizarlo cuándo lo detecte.

Tipos de vacunas

Existen varias clasificaciones de las vacunas (2, 6, 7), pero basándonos en la más sencilla y práctica según la OMS, podemos clasificarlas de la siguiente forma:

  1. Agente patógeno ÍNTEGRO: se usan virus o bacterias íntegros de las siguientes formas:
    • Vivas atenuadas: se debilita y reduce la virulencia del microorganismo pero conserva su capacidad de activar el sistema inmunitario. De forma general, con una sola dosis suele proporcionar inmunidad de por vida. Sin embargo, este tipo de vacunas pueden no estar indicadas en inmunodeprimidos. Un ejemplo de estas vacunas son las que actúan contra Sarampión-rubeola-parotiditis (SRP).
    • Inactivadas o muertas: los virus o bacterias de estas vacunas son inactivados. Se usan métodos físicos o químicos para lograrlo. La respuesta inmunitaria que se obtiene no es tan fuerte como las vivas atenuadas, por lo que suelen requerir varias dosis. Un ejemplo de estas vacunas son las de la rabia.
    • Vector vírico: usan un virus inocuo modificado para transportar secciones concretas (llamados «proteínas») del agente patógeno, para inducir la inmunización sin provocar la enfermedad. Un ejemplo de estas vacunas es la del ébola.
  2. FRAGMENTOS del agente patógeno: estos fragmentos, también llamados subunidad antigénica, son los necesarios para que se produzca una respuesta inmunitaria. Un ejemplo de este tipo de vacunas son las que previenen la meningitis meningocócica
  3. Solo utilizan MATERIAL GENÉTICO: se denominan vacunas de ácido nucleico (ADN o ARN) las que sólo emplean una secuencia de material genético. Para fabricar proteínas nuestras células reciben indicaciones por parte de este material genético, el ADN y el ARN. Estas vacunas lo que hacen es que nuestro cuerpo reciba las instrucciones para desarrollar proteínas y así inducir el sistema de defensa.
    • ADN: hay vacunas en fase de desarrollo para combatir algunos cánceres.
    • ARNm: a raíz de la pandemia del COVID-19 se han desarrollado algunas vacunas con esta nueva tecnología. Frente a algunas de las creencias, es importante tener presente que el ARNm de este tipo de vacunas no entra en el núcleo y, en consecuencia, no alteran el ADN como son algunas de las creencias populares.
vacuna vector viral SARS-CoV-2. La verdad sobre las vacunas
Foto de Spencer Davis en Unsplash. Vacuna SARS-CoV-2 vector vírico.

Seguridad y eficacia de las vacunas

Como todos los medicamentos, las vacunas deben seguir y superar distintas fases dentro de los ensayos clínicos para poder ser aprobadas. Cuando superan estas fases, es cuando los organismos reglamentarios lo estudian en profundidad para asegurar que cumplen con los criterios de calidad, seguridad y eficacia. Para que se apruebe su comercialización las autoridades sanitarias exigen que haya una monitorización de la seguridad. Este control de seguridad no acaba una vez se comercializa, sino que es controlado durante toda la vida del medicamento, mientras esté comercializado (4, 8-10).

Mujer profesional sanitario poniendo un apósito a paciente masculino. La verdad sobre las vacunas
Foto de CDC en Unsplash

Sin embargo, las vacunas deben pasar satisfactoriamente más fases que cualquier otro medicamento, debido a que se administran en personas sanas. Es por esta razón que las vacunas son consideradas los medicamentos más seguros que existen.

Las vacunas, como cualquier medicamento, pueden producir efectos adversos. Es por ello por lo que es muy importante conocer las precauciones y contraindicaciones antes de su administración. De forma general, estas reacciones suelen ser leves, cómo fiebre o dolor en el punto de inyección, y de forma muy ocasional, pueden provocar reacciones graves. De hecho, se ha visto que es mucho más probable tener una lesión grave por la enfermedad que te vacunas, que por la propia vacuna. En realidad, muchas de las enfermedades que son prevenibles mediante las vacunas, pueden ser mortales.

En base a los estudios extensos realizados, las vacunas disponibles son consideradas seguras y eficaces, ya que, si no fuera así, no estarían aprobadas para su uso. Además, son recomendadas por organismos como Centros para el Control y prevención de Enfermedades (CDC), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP).

Inmunidad de grupo

Es probable que durante los últimos años hayas escuchado esto de la inmunidad de grupo, colectiva o también denominada de rebaño. Esto ha sido especialmente relevante durante la pandemia COVID-19 por el SARS-CoV-2.

La inmunidad de grupo es aquella que se alcanza cuándo hay varias personas vacunadas y se consigue proteger a las que no se han podido vacunar, por tener alguna enfermedad preexistente o por ser alérgico a algún del componente de la vacuna. Pero no solo protege a personas que no pueden vacunarse, sino también a aquellas que pueden ser más susceptibles a la enfermedad contra la que se vacuna.

Es por ello por lo que, cuándo se consigue este tipo de inmunidad debido a que hay un número elevado de personas vacunadas, el patógeno circula menos ya que hay más personas inmunizadas a él (2, 5, 11-12).

mujer recibiendo vacuna y otros pacientes esperando
Imagen de Freepik

Por tanto, la inmunidad de grupo es una forma de proteger a aquellas personas que no pueden vacunarse o que son más susceptibles, gracias a todos los que sí se han vacunado.

Comentarios finales

Las vacunas son esenciales para la salud mundial. Nos protegen de enfermedades como la poliomielitis y el sarampión, que pueden causar complicaciones graves.

Las vacunas ayudan a evitar que se propaguen enfermedades dentro de la sociedad y también reducen el riesgo de efectos secundarios graves causados por estas dolencias.

Además, durante los años de su existencia, se han documenta los importantes beneficios de la vacunación.

Igualmente, cuando una gran proporción de miembros de una sociedad se vacuna, no sólo se protegen a sí mismos, sino que también benefician a otros que siguen sin vacunarse consiguiendo la protección de grupo.

Un impedimiento importante para poder alcanzar esta inmunidad colectiva es la falta de aceptación debido a la desinformación y desconfianza.

Ante cualquier duda sobre las vacunas, no dudes en preguntarlo a tu profesional de la salud para que te ayude a resolverla y estar al día de toda la información.

Referencias

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